domingo, 28 de diciembre de 2014

¿Podrá la justicia española eliminar Uber?

Días después de que una futura ley española provocará la espantada de Google News, los juzgados vuelven a la carga. Ahora van contra Uber. El Juzgado de lo Mercantil nº 2 de Madrid ha solicitado a varias compañías de telecomunicaciones para que cesen "de modo inmediato" la prestación de alojamiento a la empresa o de facilitar la contratación con la misma.  

Uber no ha querido verse afectada por esta decisión y rápidamente ha actualizado su app para que los usuarios españoles pudieran seguir usando sus servicios. Igualmente, es fácil encontrar en la red cómo saltar el bloqueo por DNS que han aplicado operadoras como Movistar o Vodafone para que la web de la empresa no se muestre a los navegantes españoles . Y es que Internet es un medio globalizado y poco probable que una jurisdicción nacional pueda controlarla de puertas afuera. Sobre todo cuando se trata decisiones más que discutibles, ya que en otros países de nuestro entorno, Uber opera con normalidad. Así pues, la solución para la empresa rebelde es sencilla: ubicar su servidor en otro  país.

Evidentemente, hay lobbies que buscaban esta sentencia y que a priori se mostraban satisfechos con el cierre, como ocurre con los taxistas. Este colectivo se ampara en que hay que pagar impuestos, circular dados de alta y cotizar. Pero lo que se esconde tras esta pataleta es que el sector del taxi es un coto privado donde no puede entrar cualquiera. Así pues, visto que este tipo de sentencias judiciales no van a llegar nunca a buen puerto ¿no sería más fácil liberalizar el sector del transporte de pasajeros y que se estableciera una competencia leal entre los modelos clásicos y los modelos 2.0? El futuro está aquí, y jueces y taxistas deberían quitarse la venda de los ojos y aceptar que nos encontramos en mundo global donde las formas de interactuar cambian día a día.
alfonsovazquez.com
ciberantropólogo

martes, 16 de diciembre de 2014

Google news echa el cierre en su versión española

Si una empresa encarna el paradigma de sociedad de la información esa es sin duda Google. Decididamente en los últimos años esta compañía norteamericana se ha propuesto poner al alcance del navegante gran cantidad de recursos que hasta ahora estaban ignotos.  Además de su insigne buscador, nos ofrecen de manera gratuita otros servicios como una cuenta de correo pionera en cuanto a su capacidad -la primera en ofrecer un 1 Gb de almacenamiento-  su servicio de mapas , el portal de vídeos YouTube o las herramientas ofimáticas en línea de Drive. Otra de sus utilidades, quizás menos conocida, era Google News, buscador de noticias que ofrecía los titulares publicados por los principales rotativos mundiales.


El Gobierno español, con una actitud demasiado provinciana, ha considerado que por este servicio Google debería pagar a los diarios cuyas noticias eran referenciadas.  Evidentemente, teniendo en cuenta que el idioma español es una parte pequeña dentro de la tarta de internet y que encima el español peninsular es una una pequeña fracción en el mundo hispanohablante, el gigante de la comunicación ha tomado las de Villadiego y ha dejado de ofrecer cobertura a los medios españoles, días antes incluso de que la ley entrará en vigor. Evidentemente esta no es la reacción que esperaban ni el gobierno ni los medios, quienes desde hoy ya se están arrepintiendo por una metedura de pata sin precedentes. Porque desde luego la cuestión a plantearse en este momento es quién hacía un servicio a quién. Es decir, si los diarios españoles ofrecía un recurso a Google o si Google era quien daba la oportunidad a los medios de conseguir más lectores. En su marcha atrás el Gobierno español afirma que cada periódico es libre de negociar con la multinacional si quiere que sus contenidos sean indexados. Sin embargo, esta tautológica  respuesta carece de toda lógica, pues evidentemente esa era una negociación que a priori podía haberse realizado sin tener que llevar a cabo una legislación específica que no valdría para nada puesto que han provocado el efecto contrario. Decididamente este no es el camino para convertir una sociedad tradicional en una sociedad de la información.
alfonsovazquez.com
ciberantropólogo

domingo, 7 de diciembre de 2014

Medios sociales y prensa: una relación de amor-odio

Desde la eclosión de los medios sociales y su imparable popularización, los medios de comunicación tradicionales han visto con malos ojos esta nueva compañía que amenazaba su supremacía. A medida que las redes sociales han ido puliendo su funcionamiento y ampliando su nicho de mercado, esta amenaza se ha convertido en un valor real. Ello ha provocado diversos enfrentamientos entre los medios convencionales y los nuevos escenarios digitales, entre un modelo de jerarquía vertical y otro de jerarquía horizontal. Y de la superposición de estos dos modelos surge una situación perversamente injusta. Puesto que los medios digitales, claramente horizontales, surgen para uso y disfrute masivo, estos pueden servir para alimentar a los medios tradicionales, pero a veces la prensa de toda la vida no ve bien que en los escenarios digitales se difundan sus contenidos, lo que rompe una justa situación de quid pro quo

No es raro encontrar espacios televisivos que se nutren en un alto porcentaje de su tiempo de contenidos de YouTube. Si embargo, la cadena Telecinco denunció a la popular red audiovisual por albergar fragmentos de sus programas.  Fragmentos que son subidos por, no lo olvidemos, usuarios de la red, no por lo creadores de esta. Otro argumento utilizado por los medios tradicionales es la falta de contraste de las noticias que se difunden como la pólvora por los medios. Sin embargo, estas noticias virales, son aceptadas por estos mismos medios sin contrastarlas con fuentes fidedignas. Bon Jovi ha sido "enterrado" por los tuiteros en varias ocasiones, y la prensa convencional puso en parrilla la noticia como si fuera cierta. De igual manera, Telecinco dio como novedad hace unas semanas el inminente ataque de podemos a Facebook, a pesar de ser un hoax de 2011 (La caída de FB y el hoax en los medios de comunicación, 5/11/2014) Es decir, que este enfrentamiento desigual, la validez de los difundido en los medios sociales no tiene porque ser falso en la misma medida que una noticia ofrecida por un medio tradicional no tiene porque ser siempre cierta. 

Sin embargo, sí que podemos dar por hecho consolidado la perfecta relación que se ha establecido entre Twitter y los medios tradicionales. A diferencia de  otras redes donde el usuario puede querer establecer un cierto nivel de privacidad, Twitter es difusión, y los tuiteros buscan ser leídos. Aprovechando esta necesidad de ser escuchados, las televisiones ofrecen #hashtags en sus emisiones para que sus espectadores puedan comentar lo que consideren oportunos. Unas vez propuesto un #hashtag, la cadena pierde el control sobre el mismo. Podrá o no utilizar determinados tuits o comentarios, pero una vez lanzados estarán a disposición del resto de la comunidad, independientemente de que emisor y receptor (escritor y lector) estén directamente conectados. Es este eje de interacción transversal, junto a la brevedad e inmediatez de los tuits, lo que da impulso a Twitter. Pero lo que es evidente es que esta relación es pura simbiosis y afecta a ambos extremos. Una relación, por primera vez, de cordialidad entre medio digital y medios convencionales.
alfonsovazquez.com
ciberantropólogo

jueves, 4 de diciembre de 2014

a vueltas con los derechos de autor

La policía ha cerrado hoy las web seriespepito y películaspepito por infringir derechos de autor. Al mismo tiempo, seriesly  ha lanzado un comunicado afirmando que eliminará todos los enlaces que infrinjan la nueva normativa antes de que esta comience a funcionar. No obstante, los fundadores de esta web declaran que la ley está redactada desde el desconocimiento de lo que es Internet y su funcionamiento. 

Sobre este tema hay dos eternas posiciones enfrentadas: por un lado la de los empresarios (que no autores), que se es escudan en que la piratería destruye las empresas culturales y la creación. Por otro lado está la voz de aquellos que se benefician del uso gratuito de estos contenidos audiovisuales, argumentando la necesidad de acceso universal a la cultura. Evidentemente, una de las dos posiciones saldrá perjudicada frente a la otra, por lo que ni llueve ni podrá llover a gusto de todos. 

Sin embargo, sí que queremos lanzar una doble reflexión ¿se puede mercantilizar la cultura o debe ser un bien público? Si damos por bueno el segundo modelo ¿quién debería asumir le riesgo de apostar por un proyecto cultural? La segunda reflexión versaría sobre el cambio de paradigma social que estamos protagonizando. Es innegable que el uso de medios telemáticos ha mejorado muchos aspectos de comunicación, comercio y relaciones personales, como hemos visto en posts anteriores. Sin embargo, el uso de estas redes conlleva como efecto colateral el hecho de que el potencial de las mismas puedan ser utilizadas para actividades delictivas o al menos poco éticas. Sin embargo, el concepto de delito no es universal, muchos menos el de ética, lo que pondría en jaque las decisiones nacionales frente a un escenario global. La solución para contener este tipo de acciones sería bloquear o censurar el contenido el acceso a Internet en cada país, a criterio y discreción de cada gobierno. Sin embargo, esta posición crearía múltiples suspicacias, pues una vez autorizado un organismo para bloquear contenidos ¿dónde estaría el límite? ¿estaríamos ante un órgano equitativo o estaríamos legitimando un elemento de control y censura? Si duda, un debate con posiciones irreconciliables y con escasas posibilidades de consenso
alfonsovazquez.com
ciberantropólogo

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